Un trastorno cerebrovascular hace referencia a la aparición
repentina de un déficit neurológico de presumible origen vascular. Antiguamente
se le conocía como apoplejía, este
término se considera incorrecto en la actualidad ya que implica hemorragia y no
todos los TCV implican la aparición de una hemorragia.
Es importante diferenciarlos de los accidentes cerebrovasculares, ya que los trastornos pueden ser
identificados y tienen causas predecibles, al contrario de los accidentes CV.
Estos trastornos consisten en una reducción o
interrupción del aporte sanguíneo de oxígeno y de glucosa en una determinada
parte el cerebro, interrumpiendo el metabolismo energético celular. Tanto
el oxígeno como la glucosa viajan en la sangre, al no tener las neuronas apenas
reservas energéticas propias, el funcionamiento del cerebro depende
completamente del aporte sanguíneo. En condiciones basales, la presión de
perfusión cerebral es de 52 ml/min/100gr. Cuando la presión está por debajo de
30ml/min/100gr es cuando comienza lo que se conoce como enfermedad isquémica cerebral, conllevando síntomas neurológicos.
Existen cuatro tipos de TCV:
ATAQUE ISQUÉMICO
TRANSITORIO:
Lo padecen aquellos pacientes con un alto riesgo de TCV, que
aún no presentan déficits neurológicos duraderos. Generalmente, al paciente se
le estudia durante el ataque y, aunque no exista una sospecha de su origen, se
le diagnostica porque la clínica (los síntomas que presenta) aunque
no haya evidencias físicas (pruebas en el TAC, RMN…), se le diagnostica como
ataque isquémico transitorio. El ataque no suele superar los 15 minutos para, después, desaparecer cualquier síntoma.
TRASTORNO
CEREBROVASCULAR MAYOR
Pacientes con un déficit establecido severo. Generalmente,
todas las pruebas invasivas y no invasivas corroboran el diagnóstico. Se puede
intentar algún tipo de intervención activa y rápida, pero hay veces que el daño
puede ser irreparable.
TRASTORNO CEREBROVASCULAR
DETERIORANTE
Pacientes que sufren un deterioro neurológico por causas
cerebrales o sistémicas después de su ingreso en el hospital. Requiere una
investigación rápida para conocer el motivo de dicho deterioro, debiéndose
normalmente a una trombosis progresiva o a un edema.
TRASTORNO
CEREBROVASCULAR JOVEN
Se le denomina así a los TCV que ocurren en personas menores
de 45 años. Las causas son variadas, siendo la mayoría de ellas remediables.
Normalmente tienen una buena recuperación.
La clasificación de la gravedad de los TCV se realiza
generalmente a través de criterios médicos evolutivos en varios grados:
Grado 0 cuando hay una lesión vascular pero el paciente no presenta
ningún síntoma.
Grado I a cuando el episodio sintomático dura menos de 24h y
el paciente vuelve a la normalidad sin
ninguna secuela.
Grado I b cuando el paciente vuelve a la normalidad sin
secuelas en menos de una semana.
Grado II cuando el trastorno evoluciona, manifestándose
alteraciones neurológicas progresivas que tienden a estabilizarse a las dos
semanas, pero dejando secuelas e impidiendo que el paciente vuelva a la
normalidad.
Grado III cuando el trastorno está establecido y es
incapacitante para la persona.
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