Actualmente, por desgracia, los accidentes están a la orden
del día y, la mayoría, conocemos a personas que, de un modo u otro, han sufrido
accidentes de tráfico, laborales y deportivos.
Esta entrada está dedicada tanto a conocer qué es un TCE,
qué tipos hay y cuál es su pronóstico.
Los traumatismos craneoencefálicos son aquellos que se
producen como consecuencia de algún tipo de afectación producida en el cráneo y
que afecta también al cerebro. Pueden deberse a distintas causas, desde un
golpe hasta un tiro en la cabeza. El 75% de pacientes que llegan al hospital
por un TCE ha sufrido un accidente de coche. Las personas que suelen sufrir un
TCE son varones entre 20 y 40 años que acuden por una lesión a causa de un
accidente de tráfico, normalmente de moto.

Se pueden producir distintos tipos de fracturas depende del
golpe y de su magnitud. Pueden producirse fracturas lineales simples,
estrelladas o, en los casos más graves, una fractura con hundimiento.
Tradicionalmente, los TCE se han dividido en dos tipos:
TRAUMATISMOS CRANEALES ABIERTOS
El objeto que lo produce quiebra o perfora la bóveda
craneal, produciendo una herida y exponiendo la masa encefálica. En ocasiones,
pueden quedarse incrustados restos de algún material que ha producido el golpe.
No suelen perder la conciencia.
No suelen perder la conciencia.
Los síntomas dependerán de la zona afectada por el golpe, ya
que este tipo de daños dejan secuelas muy localizadas, por lo que afectarán
sólo a las funciones neuropsicológicas que dependen de esta zona. Esto hace que
las secuelas sean más predecibles.
Existen riesgos de que aparezcan focos epilépticos como
consecuencia de la cicatrización de las heridas.
TRAUMATISMOS CRANEALES CERRADOS
El golpe en la cabeza no produce ninguna herida externa que exponga
el cerebro al exterior. Estos sujetos suelen perder la consciencia durante un
periodo de tiempo variable, desde minutos a días.
En estos casos es donde se observan las lesiones de
contragolpes.
Las zonas cerebrales que suelen verse más dañadas son las caras laterales e internas de los lóbulos frontales y temporales. Sus secuelas neuropsicológicas son variadas y pueden afectar a cualquier esfera de la actividad de la persona. Las secuelas más importantes son déficits persistentes en la memoria, en la formación de conceptos y en los sistemas ejecutivos. También suelen aparecer cambios en la personalidad, conductas agresivas, alteraciones de la sexualidad y problemas sociales y familiares.
Las zonas cerebrales que suelen verse más dañadas son las caras laterales e internas de los lóbulos frontales y temporales. Sus secuelas neuropsicológicas son variadas y pueden afectar a cualquier esfera de la actividad de la persona. Las secuelas más importantes son déficits persistentes en la memoria, en la formación de conceptos y en los sistemas ejecutivos. También suelen aparecer cambios en la personalidad, conductas agresivas, alteraciones de la sexualidad y problemas sociales y familiares.
El pronóstico de los TCE depende del tipo y de la extensión
de la lesión, del tiempo y la profundidad del coma que le sigue y del periodo
de amnesia postraumática. El tratamiento de rehabilitación ha de comenzarse lo
antes posible y debe implicar la rehabilitación de los procesos cognitivos, de
la personalidad, y la vida social y laboral. Con la rehabilitación
neuropsicológica adecuada la recuperación puede ser muy notable.
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